Alejemos por un momento del debate “Jornada intensiva SI o
NO” los beneficios o perjuicios que para los niños supone esta jornada en la
educación pública y los intereses particulares de las familias y centrémonos en
esta Entrada en la interrogante de determinar si esta jornada, que
legítimamente reclama una parte importante de sus docentes estos días en la
Comunidad de Madrid, supondría a medio y largo plazo una mejora en su situación
laboral.
A corto plazo el beneficio individual es evidente en cuanto
al horario presencial y nada se puede argumentar en contra pero nos preguntamos
si los claustros que la defienden conocen y han reflexionado acerca del
escenario social, político y económico actual y futuro en el que ejercen su
actividad.
Reiterar que nadie discutible aquí su profesionalidad como
docentes, el que suscribe es el primero en defenderla. El problema con el que
se enfrentan es otro y el cambio de jornada en los centros escolares pasando ésta
a ser continuada les supondrá una manzana envenenada envuelta en papel de
regalo ofrecida por los gobernantes actuales y que los gobernantes que les
sucedan difícilmente van a poder o querer rectificar. Entendamos el porqué de
esta humilde reflexión y para ello es necesario abstraerse un poco y pensar en la
educación pública como un SERVICIO al ciudadano.
En un esquema empresarial en el que una Organización
vende un servicio, los profesores de forma parecida prestan el suyo a las familias que se lo
demandan. Su empresa está dirigida por políticos y el servicio ofrecido debe
estar acorde con las necesidades de los clientes que les compran su “oferta”.
Cuando esta oferta se modifica y ésto supone que el servicio ofrecido no se
adecua a las necesidades de la familias, “clientes”, es lógico pensar que éstas
buscarán el servicio en otra empresa. Y aquí viene la famosa frase que en
ocasiones hemos escuchado y leído, lo cual es mucho más grave, “… es que los
padres quieren un sitio donde aparcar a sus hijos y un colegio no es un parking…”.
Muy parecido al vendedor que no entiende y se enfada con su cliente cuando no
le compra su maravilloso coche. El cliente necesita un coche concreto, no le entienden y encima le
malinterpretan. Dice adiós y se va al concesionario de enfrente.
El vendedor le importa poco esa fuga, sigue teniendo todavía
clientes y se obceca en la “buena” calidad de su producto y en su intachable
profesionalidad. Pero en su concesionario los clientes bajan y por tanto el
Jefe, que ve como el concesionario de enfrente aumenta sus clientes porque si que han
entendido perfectamente las necesidades de la mayor parte de ellos, no puede
justificar la continuidad del concesionario y de sus vendedores, que no terminan
de entender el porqué de la fuga masiva de clientes a la marca contraria, “son
tontos”. Y aquí, que cada uno piense lo que podría hacer el “Jefe” de turno con
esos vendedores y con el concesionario que tan buen servicio llegó a dar en
otros tiempos. Paradójicamente, los clientes además son también accionistas de
esa empresa pero no vamos a considerar esta variable en el problema en este momento.
Una gran mayoría de las familias actuales demandan un
servicio de educación para sus hijos de calidad COMPATIBLE con los horarios al
que la Sociedad y las empresas les están obligando. No quieren dejar aparcados
a sus hijos, necesitan que sus hijos están cuidados y educados por los MEJORES
profesionales a SU servicio mientras que ellos trabajan. Pero si los horarios
no son compatibles se irán a la competencia. Ven que es lo más fácil porque no quieren
ya pelear si aún les queda “un duro” en el bolsillo para solventar el problema.
Habrá familias que HOY les cuadre este CAMBIO en su
organización interna pero, ¿y mañana?. ¿Alguien puede asegurar como será su
vida al día siguiente?, lo mismo acceden a un empleo.
Debemos defender siempre la mejora y la supervivencia de la
Educación Pública, demandada por una parte importante de la sociedad, pero nunca
la devaluación del gran servicio que aún muchos centros escolares en la
Comunidad están dando y a los cuales desde este Post se les reconoce y
agradece.
Luchemos por la Educación Pública pero cuidado, no
tiremos piedras a nuestro propio tejado.